El término Literatura Infantil,
debe su diferenciación con la Literatura al grupo humano al que va dirigida:
los niños. Y es importante concebir a los infantes como una concepción que contempla
muchas aristas que superan la categorización solo como un grupo etario más. En
el último siglo, la forma en que la sociedad adulta ve a los niños ha cambiado y
se ha resignificado. Hasta mediados del siglo pasado, los niños no eran considerados
un factor social, en cambio, con el paso del tiempo y los avances en educación
y psicología han dado nuevas luces de las complejidades que encierra, diferenciándose
del ser adulto, incluso las rutinas de humor dan un espacio a exponer esta
evolución. Los infantes ya dejaron de ser entes observantes, esperando ser adultos
y educados para ello, sino que los adultos estamos conscientes que existe un
mundo interior muy distinto al nuestro y que desde esa singularidad existen nuevas e infinitas
formas de entender el mundo.
Son rasgos del niño la
experiencia escasa, la maleabilidad de conceptos, la permeabilidad de límites
entre realidad y fantasía, y entre presente, pasado y futuro, la ignorancia de
las reglas de la gramática, la etimología o la redacción, y la falta de
prejuicios, desconfianzas y suspicacias. Todo esto hace del chico no sólo el
destinatario ideal para un tipo de obras en que todas las libertades están
permitidas. (Rosell, Joel: ¿Qué es la literatura infantil? Un poco de leña
al fuego)
Cuando hablamos de Literatura Infantil
hablamos de la literatura dirigida a los niños, en una noción básica del
concepto, pero frente a lo expuesto anteriormente, naturalmente, la literatura
infantil también ha cambiado y ampliado su espectro de productos que en la
actualidad se tornan tan variados desde el punto de vista formal como semántico.
Es así como el concepto de Literatura Infantil, también se complejiza ya que
deja de ser considerado como un medio para educar, y pasa a ser un fin en sí
mismo. En este sentido, Rosell señala que la literatura infantil es “un método de interpretación de la realidad y
los sueños”. Claramente, la definición rompe con la definición tradicional de encasillarla en un género.
Frente al niño contemporáneo, la
Literatura Infantil es un constructo lleno de significaciones que no puede ser
categorizado en términos de la Teoría Literaria tradicional, simplemente porque
así como la mente del niño tiene todas las libertades permitidas, la literatura
que se le dirige también debe serlo, dando la posibilidad de una conexión con el
mundo interior de sus pequeños lectores. No separarla de la Literatura, pero sí
de su teoría. El diccionario de la RAE define la Literatura como Arte que tiene como materia prima el
lenguaje, no se debe dejar de lado la finalidad estética que por definición
tiene la literatura y la infantil es mucho más cercana a esta
definición, ya que rompe los límites convencionales y formales de manera más
natural.
Liliana Bodoc plantea que la literatura se compromete
con la poesía, más específicamente con el lenguaje poético. El lenguaje poético
se caracteriza por romper esquemas y tener multiplicidad de significaciones, es
por eso que la poesía es la conexión directa con los sentimientos y los estados
del alma, la unión de la palabra con la interioridad humana, la poesía acoge,
cautiva, libera y sana. La poesía es libre, rompe esquemas y dice lo que
quiere. La literatura infantil es poesía, en ella los seres más puros: los
niños se refugian y liberan, encuentran un mundo que puede ser su mundo.
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